El apoyo nutricional es un aspecto crítico del tratamiento de los pacientes con quemaduras graves. Más que en cualquier otra lesión, la inflamación y el catabolismo asociados con una quemadura, pueden exacerbar las deficiencias de nutrientes. Esta circunstancia, predispone a los pacientes a tener una función inmunológica deteriorada, un mayor riesgo de desarrollar complicaciones infecciosas, defunción de órganos y finalmente la muerte. (1).
Efecto de las quemaduras graves en la mucosa intestinal
Las quemaduras extensas, se asocian con una liberación masiva de mediadores inflamatorios hacia la circulación. Estos mediadores producen un aumento en la permeabilidad vascular, con extravasación de líquido hacia el intersticio y aparición consecuente de edema.
La consecuencia directa de la extravasación de líquido es la hipovolemia. La depleción del volumen intravascular, genera como respuesta del organismo una redistribución sistémica del flujo sanguíneo, aumentando la perfusión de órganos vitales como corazón, cerebro, pulmón y glándulas suprarrenales a expensas de la disminución del flujo destinado a la piel, el tracto gastrointestinal y los riñones (órganos no imprescindibles para la vida).
La inadecuada perfusión intestinal dentro de las primeras 12 horas postquemadura, resulta en la atrofia de la mucosa, alteraciones en la absorción y aumento de la permeabilidad intestinal (perdida de la función de barrera). De esta forma, toxinas y microorganismos atraviesan la pared y migran a la circulación sanguínea portal (translocación bacteriana) dando lugar a sepsis y daño de órganos.
La pérdida del musculo esquelético en el gran quemado
El paciente quemado cursa con una compleja respuesta neuroendocrina que se manifiesta en la clínica con hipermetabolismo, hiperglucemia y un estado hipercatabólico, que tiene como propósito, suplir las elevadas demandas de energía y sustratos por parte del sistema inmune y los tejidos que deben ser reparados.
El impacto que estos cambios en el metabolismo generan en el paciente con quemaduras extensas, lo predispone a una severa desnutrición con una importante pérdida de masa muscular, inicialmente a costa del músculo esquelético y posteriormente a cargo de proteínas viscerales.
Este estado hipercatabólico se asocia, no solo a una profunda debilidad muscular (incluyendo pared torácica y diafragma), sino también a una significativa depresión de la función inmune, disminución de la contractilidad miocárdica, perdida de la función de barrera a nivel intestinal, empeoramiento de la cicatrización de las heridas, perdida de los injertos, estancia hospitalaria más prolongada y a una mayor mortalidad.
Requerimiento proteico
Actualmente, los requerimientos de proteínas se estiman en 1.5–2.0 g / kg / día para adultos quemados. (2)
La suplementación con este nutriente, persigue los siguientes objetivos:
- Evita la pérdida de masa muscular magra.
- Favorece los procesos de cicatrización y arraigo de injertos.
- Preserva la inmuno-competencia.
Importancia de la suplementación de la Glutamina en el paciente quemado
Durante las últimas décadas, numerosos ensayos han evaluado el impacto de diferentes estrategias de nutrición en pacientes críticamente enfermos y, en particular, en pacientes con lesiones por quemaduras graves.
La glutamina es de particular interés a este respecto, por su importante papel en:
- Mantener la integridad del intestino delgado.
- Ser un nutriente esencial para la proliferación y función de linfocitos, neutrófilos y macrófagos.
- Su efecto benéfico en los procesos de cicatrización.
Las guías ESPEN de nutrición, recomienda suplementar 0,3-0,5g/Kg de glutamina al día en un periodo de 10 a 15 días, tan pronto se de inicio a la nutrición enteral. (Grado de recomendacion B) (3)
La Glutamina y el sistema inmune
Aunque la glucosa es un metabólico vital y el combustible principal para un gran número de células en el cuerpo, las células del sistema inmunológico, como los linfocitos, neutrófilos y macrófagos, utilizan glutamina a altas tasas similares o mayores que la glucosa en condiciones catabólicas, como sepsis, recuperación de quemaduras o cirugías.
Por esta razón, la glutamina se considera un “combustible para el sistema inmunológico”, desempeñando un papel esencial en la proliferación celular, la actividad del proceso de reparación de tejidos y las vías intracelulares asociadas con el reconocimiento de patógenos. (4)
En presencia de una quemadura grave, la mayor demanda de glutamina por parte de las células del sistema inmunológico, junto con el mayor uso de este aminoácido por otros tejidos, como el hígado (para procesos de gluconeogénesis), provoca un déficit de este nutriente a nivel del plasma sanguíneo, lo que genera resultados clínicos deficientes y un mayor riesgo de mortalidad. La racionalidad biológica indica que en estas condiciones en necesaria su suplementación (5)
La Glutamina y el intestino
Por otra parte, entre los diversos tejidos que utilizan glutamina a tasas elevadas, el intestino utiliza aproximadamente el 30% de la glutamina total. Lo que indica que es un nutriente clave para este tejido.
En la fisiología intestinal, la glutamina promueve la proliferación de enterocitos y regula las proteínas de la unión estrecha, ayudando a preservar la integridad de la mucosa intestinal y la función de barrera. (6) (7) (8)
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