Las proteínas son sustancias especializadas, constituidas por aminoácidos, cuyas funciones no pueden ser realizadas por otro tipo de nutrientes dentro de nuestro organismo.
Funciones de las proteínas
- Plástica, estructural o de construcción: Forman parte de las estructuras corporales, suministran el material necesario para el crecimiento y la reparación de tejidos y órganos del cuerpo.
- Reguladora: Algunas proteínas colaboran en la regulación de la actividad de las células. Ciertas hormonas son de naturaleza proteica (insulina, hormona del crecimiento…), muchas enzimas son proteínas que favorecen múltiples reacciones orgánicas y algunos neurotransmisores tienen estructura de aminoácido o derivan de los aminoácidos y regulan la transmisión de impulsos nerviosos.
- Defensiva: Forman parte del sistema inmunológico o defensas del organismo (anticuerpos, inmunoglobulinas).
- Intervienen en procesos de coagulación: Fibrinógeno, trombina…. impiden que al dañarse un vaso sanguíneo se pierda sangre.
- Transporte de sustancias: Transportan grasas (apoproteínas), el oxígeno (hemoglobina), también facilitan la entrada a las células (transportadores de membrana) de sustancias como la glucosa, aminoácidos, etc.
- Energética: cuando el aporte de hidratos de carbono y grasas resulta insuficiente para cubrir las necesidades energéticas, los aminoácidos de las proteínas se emplean como combustible energético (1 gramo de proteína suministra 4 Kcal).
Para cubrir las demandas proteicas es necesario que la ingesta de proteínas cumpla dos requisitos:
- Debe ser suficiente
- Debe ser de alta calidad.
¿Cuánta proteína necesitamos?
La ración dietética recomendada (RDA) de proteína es de 0,8g/kg/día en personas adultas. Sin embargo, esta cantidad varía en función del estado de salud. En presencia de vejez, enfermedad o ambas, los requerimientos de proteína se elevan, siendo necesario incrementar la ingesta de proteína de alta calidad.
Veamos algunas condiciones y sus requerimientos:
Necesidades Proteicas en adultos mayores:
A lo largo del proceso de envejecimiento, los individuos presentan cambios fisiológicos, condiciones médicas, psicológicas y factores sociales, que causan alteraciones significativas en la composición corporal, en la capacidad funcional y en varias funciones fisiológicas que contribuyen al desarrollo de sarcopenia.
La pérdida de fuerza y masa muscular características de la sarcopenia llevan a dependencia e invalidez potencial. A los 80 años, la reducción de tejido muscular es del 50% y esta pérdida de masa magra puede ser con o sin desgaste de tejido adiposo, incluso con una dieta adecuada.
La desnutrición proteica tiene como consecuencia un aumento en la fragilidad, disminución en la cicatrización y el deterioro de la función inmune.
El estudio PROT-AGE desarrollado en 2013 por la Sociedad de la Unión Europea de Medicina Geriátrica con cooperación de otras organizaciones científicas recomienda ingestas entre 1 a 1,5 gramos por kilo de peso en adultos mayores con o sin enfermedad. Estos consumos han mostrado contrarrestar la pérdida crónica de masa muscular asociada con el proceso de envejecimiento. Otros procesos fisiológicos que podrían beneficiarse son: la salud ósea, mantenimiento del balance energético, la función cardiovascular y la cicatrización.
Pacientes oncológicos:
El aporte de proteína es esencial durante todos los estados del tratamiento del cáncer para la regeneración de tejidos y fortalecimiento del sistema inmune, la recuperación y la supervivencia a largo plazo.
El consumo proteico diario recomendado varia en rangos entre 1,2 a 2 por kilo por día con el fin de lograr un balance de nitrógeno positivo y asegurar la adecuada utilización de proteína en cantidades suficientes para el mantenimiento y la síntesis proteica.
Los pacientes oncológicos cursan con periodos de inapetencia por lo que se sugieren porciones pequeñas y frecuentes. Así mismo, cuando se cursa con problemas en la deglución por candidiasis oral o esofágica se ha recomendado el uso de suplementos proteicos porque pueden ingerirse fácilmente permitiendo alcanzar los requerimientos sin aumentar la cantidad de alimento consumido.
Pacientes con VIH:
La prevalencia de desnutrición en los pacientes con VIH es de un tercio en los que se encuentran en fase asintomática y suele agravarse en la fase sintomática y terminal de la enfermedad.
Existen tres factores responsables de la desnutrición, que a continuación se listan:
- En primer lugar, se encuentra la anorexia, que es una consecuencia del estado inflamatorio, inapetencia por las infecciones oportunistas en esófago y boca o los efectos adversos de los medicamentos como náuseas y/o depresión.
- En segundo lugar, la absorción deficiente de nutrientes causada por daños en las células intestinales, principalmente por aplanamiento de las microvellosidades.
- Por tercer y último lugar, el aumento de la respuesta inflamatoria y las múltiples infecciones oportunistas incrementan el gasto metabólico en reposo en 10 a 30%.
Todo esto da a lugar hipercatabolismo muscular y aumento en la síntesis de proteínas de fase aguda que resulta en una desnutrición proteica con pérdida de masa magra.
En los pacientes con VIH, el estado nutricional deficiente y la pérdida de masa magra se relaciona con incrementos en las tasas de mortalidad.
El consumo diario recomendado de proteína varía entre 1,2 a 1,5 gramos por kilogramo de peso corporal dependiendo de la fase en que se encuentre el individuo. Si el paciente se encuentra estable es necesario 1,2 gramos por kilo y durante enfermedades agudas se sugiere aumentar el consumo hasta 1,5 gramos por kilo.
Un adecuado consumo de proteína ha mostrado evitar mayor pérdida muscular, mantener la masa magra y fortalecer el sistema inmune, todo ello reduce las complicaciones por infecciones oportunistas y mejora la calidad de vida.
Pacientes con cirugía bariátrica y metabólica:
Con el fin de disminuir la grasa abdominal, el tiempo operatorio, las complicaciones quirúrgicas y lograr una mayor pérdida de peso postoperatorio se recomienda una dieta hipocalórica de menos de 800 calorías con un aporte adecuado de proteína, vitaminas y minerales, 10 a 15 días antes de la cirugía. Es usual que se prescriban dietas líquidas para facilitar el cumplimiento de los objetivos nutricionales, y el uso de módulos proteicos con el fin de asegurar la ingesta óptima de este nutriente sin aumentar el consumo de grasas o de carbohidratos.
Después de la cirugía, la proteína es esencial para favorecer la cicatrización. Además, las modificaciones anatómicas y fisiológicas del tracto gastrointestinal que suceden después del procedimiento quirúrgico generan alteraciones y deficiencias nutricionales que se deben tratar oportunamente.
En la restricción gástrica el volumen reducido del reservorio, de entre 30 y 60 mililitros, limita la cantidad de los alimentos ingeridos y provoca la intolerancia a fuentes proteicas como las carnes, la leche y sus derivados.
En un estudio desarrollado por Andreu y colaboradores, 4 meses después de la cirugía bariátrica, el 45% de los participantes no toleró más de 60 gramos al día de proteína proveniente de alimentos. La evidencia ha mostrado que la ingesta proteica puede ser deficiente incluso hasta el primer año posterior a la intervención.
La deficiencia de proteína suele evaluarse por medio de la aparición de diferentes signos y síntomas. Las manifestaciones clínicas más comunes van desde la pérdida de cabello, la fatiga, el dolor muscular hasta en casos más severos el edema por hipoalbuminemia.
El consumo diario recomendado varía entre 60 y 120 gramos de proteína, administrados en cantidades entre 20 a 30 gramos por toma, 3 a 4 veces al día.
¿Qué hay de la calidad de la proteína?
Existen diferentes formas de medir la calidad de una proteína. En este artículo tendremos en cuenta dos indicadores:
- ¿Cuánto de lo que consumo es digerido? (Digestibilidad).
- ¿Cuando de lo que digiero es aprovechado o retenido por el organismo? (Utilización Proteica Neta).
Durante los procesos de digestión y absorción diferentes factores afectan la capacidad de las enzimas para digerir los alimentos, o limitan la absorción de los nutrientes; en otras palabras, no toda la proteína ingerida es absorbida.
Con relación a la digestibilidad determinada en íleon, el aislado de proteína de suero tiene el mayor puntaje, 99%, es decir que sus aminoácidos se absorben mejor con relación a otras proteínas como la caseína que tiene entre 94 y 95% y la proteína de soya con 92 a 98%.
Una vez los aminoácidos son absorbidos y entran a la circulación deben ser utilizados. La utilización proteica neta (UPN) es mayor en el aislado de proteína de suero de leche (92%) que en la caseína (72%) o la proteína aislada de soya (61%).
Fuente
Suero de Leche
Caseina
Aislado de Soya
Digestibilidad
99%
94’95%
61%
U.P.N
92%
72%
61%
Desperdicio
8%
28%
39%
Tomado de Castellanos et al (2006), Damodaran S et al (2008).
Nutrisite® Protein, es un módulo de proteína a base de Aislado de Proteína de Suero de Leche al 90%. Esta incluido en las tablas del MIPRES e indicado en el tratamiento nutricional de personas con necesidades proteicas incrementadas tales como ancianos, personas con enfermedades desgastantes entre las cuales están el cáncer, el VIH, el EPOC, la insuficiencia renal crónica, pre y post operatorios, cirugía bariátrica… Leer más